viernes, 15 de julio de 2011

Concatenaciones

Ayer estrené el regalo de una persona a la que conozco ya desde hace años para dedicarle un libro que le regalé a una persona a la que apenas conozco de hace unos meses. El día a día esta llena de concatenaciones así de curiosas, y la vida no es más que una concatenación de esos días.

Es tiempo que va pasando sin que nos demos cuenta, y sin que nos demos cuenta vamos trazando un camino en el que podemos dejar huella o borrar nuestras pisadas. Hay tramos por los que preferimos pasar corriendo, otros en los que nos paramos a disfrutar de la puesta de sol, otros que sencillamente decidimos evitar. Y aquí entra en juego la inercia que a todos nos ha llevado de la mano alguna vez cuando la única decisión que sentíamos poder tomar era la de no pensar y dejarse llevar, porque total “el tiempo pasa”.

El mejor remedio y la peor de las enfermedades a la vez. Cuando abres los ojos y te das cuenta de que estás sujetando un bolígrafo en el aire con la mano en alto, como cuando papá te enseñaba a andar y mantener el equilibrio, te das cuenta de que son esas concatenaciones las que realmente te sostienen. ¿Qué es esa pluma sin esa persona que la envolvió para dármela? ¿Qué es ese libro si no puedo compartirlo con quien pienso que le va a fascinar tanto como a mi?


Son esos pequeños detalles que no hay que olvidar en cada paso que damos, porque hacen el camino más liviano. Disfrutar de esos momentos que empujan a seguir, a mirar al futuro sin lamentos, sin arrepentimientos del pasado. Sólo orgullosos de los buenos momentos y las huellas que dejamos a nuestro paso.



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