Parece que fue ayer cuando me embarque en
aquel viaje a la India que marcaria un antes y un despues.
Ayer, año y medio despues, pisaba Bombay por
segunda vez, y esta vez la sensacion en el estomago era diferente. Apenas eran
las 7 de la mañana y los claxones ya sonaban en la carretera junto al
aeropuerto... de camino a Colaba con otros cuantos viajeros con los que
compartia taxi, reconocia los olores pisandose entre ellos -los continuos
restos de basura, incienso, pescado fresco, sudor... - entrando por la ventana.
Nada resultaba sorprendente como lo fue la primera vez y no podia parar de
sonreir... todavia no encuentro las palabras exactas para describir esa
sensacion de familiaridad y seguridad.
Manana, 14 de julio, dia del
festival de las cometas, rumbo a Goa. 12 horas en tren de noche sin
aire acondicionado en una litera con otros cuantos. (Por supuesto, y espero, no
en la misma). Confio en que la brisa nocturna no me haga arrepentirme de no
haberme gastado unos cuantos cientos de rupias mas (o 10 euros) en una plaza
con aire acondicionado.
Es posible que las playas del sur
oeste de la India ni siquiera te hagan sentir que estas en este pais, pero
tampoco son los cero grados de Copenhague...